La capsaicina es un compuesto químico que se encuentra en las plantas del género Capsicum y que activa receptores en todos los mamíferos, llamados TRPV1, un receptor que apareció en la evolución temprana de los vertebrados, hace aproximadamente 400 millones de años. La función de estos receptores es alertar sobre las temperaturas altas que puedan resultar peligrosas, generando una dolorosa sensación de quemadura.
La capsaicina activa de manera bioquímica los receptores TRPV1 para engañar a los mamíferos, incluidos los humanos, al hacernos sentir que la boca, estómago y piel, están bajo fuego pero, en realidad, no produce un daño físico sino que es una sensación ilusoria para activar estos receptores de calor. Los mismos receptores en pequeñas aves tienen algunas diferencias estructurales, que las vuelve insensibles a la capsaicina. Mientras los mamíferos aprendieron a alejarse de las plantas con frutos ricos en capsaicina, las aves no fueron afectadas y se mantuvieron comiendo los frutos y dispersando sus semillas.Lo anterior se conoce como “Directed Deterrence Hypothesis”, o hipótesis de disuasión dirigida, y funcionó bien por millones de años, hasta que nuestros antepasados emigraron al continente americano, y encontraron una placentera sensación en los efectos de la capsaicina, por lo que empezaron la domesticación de las plantas Capsicum, para obtener sus frutos.
Cuando los receptores TRPV1 son activados por la capsaicina, el sistema nervioso es engañado sobre el peligro de “fuego” por lo que actúa, enviando ayuda química para lidiar con el daño y sentir alivio, incrementando los niveles de endorfinas, para reducir el dolor y el estrés; y dopamina, que brinda un rápido incremento de placer, inmediatamente después de que inicia el dolor. Así que la experiencia puede ser disfrutada, especialmente después de experimentarla varias veces y de entender que el peligro no es real, incluso puede volverse ligeramente adictiva como sucede cuando algunas personas disfrutan las películas de horror o algún deporte extremo.
Por lo anterior, las especies de chiles con mayor contenido de capsaicina lograron una gran popularidad, extendiéndose por diferentes regiones del mundo. Actualmente es China el mayor productor a nivel global de los frutos que en México conocemos como chiles, con casi seis veces la producción anual de nuestro país, que ocupa el segundo lugar en producción mundial; en tercer y cuarto lugar, se encuentran Turquía e Indonesia.
¿Consideras que la capsaicina ha logrado su objetivo evolutivo para dispersar las semillas de sus frutos?
Referencias:
https://edis.ifas.ufl.edu/fe1028https://
www.nature.com/articles/35086653
https://www.worldatlas.com/…/the-world-s-top-chili…
Imagen vía https://www.flickr.com/photos/orionmystery/