Casi en todo el mundo ocurren varias celebraciones y ritos en el último trimestre del año, de entre ellas destaca notablemente la navidad.
En México tenemos el maratón Guadalupe-Reyes, aunque quizá deberíamos contar desde día de muertos; en EEUU las festividades son frecuentes desde el día de acción de gracias hasta año nuevo. En ambos ejemplos hay comida, convivencia, eventos especiales y hasta decoración.
¿Qué tiene de especial el cierre de año para celebrar? Para comprenderlo debemos tener en consideración dos conceptos: sincretismo y solsticio.
Sincretismo es un concepto antropológico que se refiere a la mezcla de ideas, conceptos o expresiones en las expresiones culturales, incluyendo la religiosas y de lenguaje. Como ejemplo podemos referirnos a los dioses griegos, asimilados y renombrados por los romanos; o a las iglesias coloniales en México adornadas con colores y temas nativos; o a la famosa piñata mexicana, originalmente juego precolombino que fue usado como simbología para la evangelización: los picos representan los pecados capitales en la religión católica.
El solsticio es el fenómeno natural correspondiente al instante en que el ángulo que conforman el vector imaginario entre los polos norte y sur, que está a 11 grados respecto del eje de traslación, expone al sol el polo norte y oculta el polo sur al astro; este momento es el solsticio de verano en el hemisferio norte; e invierno, en el sur. Cuando el polo norte es el que queda oculto y el sur expuesto, ocurre el solsticio de invierno, en el norte; y verano, en el sur (20 y 22 junio, y 20 y 22 de diciembre, respectivamente).
Estos fenómenos tienen un impacto crítico y cíclico en la vida en la tierra. Afectaron determinantemente a los primeros humanos que realizaban cultivos y ganadería, casi como nos impactan en la actualidad. Sin embargo, sin los avances tecnológicos que tenemos actualmente, en la antigüedad, el invierno significaba que era momento de cosechar los últimos brotes de los cultivos antes de que las plantas marchitaran por completo; inclusive era necesario sacrificar al ganado que no iba a poder ser mantenido durante la temporada, así que era muy posible que sobrara comida… qué mejor que compartir los excedentes con el resto de la aldea o grupo.
Las celebraciones del solsticio fueron adquiriendo complejidad y, a través del sincretismo, fueron variando; así las leneas griegas pasaron a Roma, convirtiéndose en las brumales; éstas, a su vez, en las saturnales y, con la influencia político-religiosa, se mezclaron con el cristianismo emergente: la fiesta del sol invicto se modificó para volverse las fiestas de la natividad, que es la navidad actual.
Entonces, ¿estas celebraciones son exclusivas de algún grupo religioso?
Quienes no tienen la misma religión o no tienen de facto una religión, ¿deberían abstenerse? Desde luego que no, el ánimo generoso y de convivencia característicos de las celebraciones de estas fechas, que tanto nos agradan a los humanos por ser animales gregarios, precede a los sincretismos culturales actuales. No hay como disfrutar un rato agradable y comer rico en compañía.Recuerden que llevamos algunos miles de años celebrando, así que:
¡Felices fiestas del solsticio!