Dudando de mi conspiracionismo

1

Stephanie Wittschier creía en los Illuminati y en los ensayos químicos, hasta intentó convertir gente en línea. Entonces, empezó a tener dudas.

Este artículo fue originalmente publicado en Broadly Germany
Traducción de Eduardo Alcala

La alemana de 35 años estuvo profundamente inmersa en la escena de las teorías de conspiración por años antes de que lo dejara, llevando su atención a instruir a la gente fuera de su círculo acerca de la verdad siniestra del Tercer Reich, los conspiracionistas y los conocidos como “chemmies”, quienes creen que el gobierno arroja agentes tóxicos en formas de nubes de vapor.

Ahora, ella y su esposo Kai, mantienen una página de Facebook y una cuenta de Twitter llamados “Die lockere Schraube” (El Tornillo Suelto). Y desde entonces han sufrido la ira de sus antiguos colegas conspiracionistas.

Kai le comentó a Broadly que el viaje de Wittschier en el mundo de las teorías de conspiración inició cuando vio el documental acerca de las supuestas inconsistencias en los ataques del 9/11. “Inmediatamente después de verlo entró a internet y buscó en Google ‘conspiración’ y ‘9/11′”. Wittschier quedó enganchada. “Ella empezó a hablar acerca de grupos de élite, los Illuminati… Y en cierto punto dejó de ser divertido ya que era imposible hablar con ella. Ella dejó de escuchar y parecía cerrada a cualquier discusión razonable”. En línea, Wittschier encontró gente que compartía sus convicciones. “Así es como funcionaba” escribe ella en un correo. “En aquel entonces, yo tenía un amigo que tenía la misma ideología conspiracionista y nos llevábamos muy bien. Creíamos en las mismas cosas, navegábamos en los mismos foros, solíamos hablar de los mismos temas y la mayoría de las veces compartíamos la misma opinión”. Wittschier se sentía aceptada entre esta gente con la misma ideología, quienes ridiculizaban los intentos de las personas del exterior por corregirlos: “Esa gente [con opinión distinta] es representante del sistema o son pagados; los llamados borregos, gente que no razona”.

En el punto más alto de su obsesión -tratándose especialmente de ensayos químicos: estelas químicas o quemtrials- Wittschier era parte de varios grupos de Facebook, participaba en un foro llamado Allmystery, y tenía actividad en YouTube. Pero en agosto de 2012, su mejor amiga en el mundo de las conspiraciones empezó a cuestionar y oponerse a ciertas teorías, comenzando el lento proceso de disociarse del mundo que entonces compartía con Wittschier.

“Ella dio un giro de 180° de un día a otro. Todas sus opiniones cambiaron súbitamente”, dijo Wittschier. Ellas comenzaron a discutir los méritos de las teorías de conspiración por semanas, hasta meses, y no fue hasta entonces que Wittschier comenzó a ser más crítica. “Ella era mi mejor amiga. Yo no podía simplemente menospreciar este hecho”. Wittschier empezó a hacer preguntas; ella dejó de ignorar las contradicciones alrededor de sus creencias.

En última instancia, ella abandonó esa escena: “En el verano de 2013 finalmente renuncié a toda esta basura”. Wittschier pasó meses cuestionando las teorías de conspiración y comenzó a hacer investigación por primera vez: “En cierto punto empecé a pensar: Caray, mi mejor amiga estaba totalmente en lo correcto. Yo estaba impactada. Ese es el momento en el que te das cuenta de todo el tiempo y dinero invertido en convertirte en un idiota. Era espantoso. Me sentía avergonzada, como una completa imbécil. Sólo quería arrastrarme dentro de un hoyo. Pensé en mi familia, mi hermana y mi esposo, y todas las cosas que les dije”. Wittschier quiso compartir su recién adquirido conocimiento en sus antiguos foros. “Sentí la necesidad de desengañarlos de inmediato, pero pronto me di cuenta de que no tenían ningún interés por ser informados. Más allá del grande y diverso foro Allmystery, eran los pequeños grupos de creyentes de los ensayos con químicos y aquellos grupos en Facebook los que preferían mantenerse con los suyos”, dijo ella. “Cuando les dije: Gente, hay algo realmente errado aquí, se volvieron realmente agresivos, de la nada. Las contradicciones no son invitados bienvenidos. Dado que algunos de ellos eran viejos amigos nuestros, sabían quién era yo, quién era Kai y dónde vivíamos. De pronto, nuestros nombres completos y domicilio aparecieron en internet abiertamente y accesible. Me llamaron perra, puta y coño. Ellos me dijeron que yo debería dejar de entrometerme y que me había convertido en una agente del otro lado, de la élite gobernante.

 

Para alguien que lo ve de fuera, lo que resulta especialmente revelador es la forma en la que Wittschier habla de cómo los grupos de conspiradores tratan de reclutar nuevos aliados. “En el pasado, cuando conocías a un ignorante no-creyente, le enviabas videos de YouTube de extensas estelas de nube y les decías cosas como: “¡Mira el cielo! ¡Es obvio!” Ni siquiera entras en detalles del asunto o las inconsistencias técnicas, simplemente les das cualquier explicación que suene razonable, cohesiva e informada -es decir, científica-. Y luego les das tiempo para pensarlo”.

Los viejos amigos de Wittschier no estaban precisamente felices cuando ella empezó a escribir un blog resaltando los nombres de la gente importante de ese medio. También escribió un libro y empezó a conceder entrevistas a la prensa. Wittschier dijo que ellos se sintieron expuestos por alguien que conocía bien sus nombres y sus canales en línea. Incluso ella recibió amenazas de muerte en sus redes sociales y comentó que no podía tomar esto a la ligera, aunque sólo hubieran sido en estos ámbitos. “Sabemos que sus amenazas tienen cierto potencial” dijo Bernd Harder, cuando le preguntaron si los teóricos conspiracionistas eras peligrosos. Harder es un autor, periodista y portavoz del GWUP (Sociedad para la Investigación Científica de las “Paraciencias”), una organización pública cuyo objetivo es investigar científicamente y, de ser necesario, desmentir fenómenos como los ensayos químicos. Se estima que hay alrededor de 3,000 locos conspiracionistas en Alemania, aunque Harder explica que “sus miembros lo describen como un movimiento global”. De acuerdo con Harder, la gente involucrada en este medio sólo interactúa con personas con ideas afines y evitan cualquier contacto con la realidad, en consecuencia, se vuelven más radicales y agresivos. “Esta radicalización también depende del grado de involucramiento del individuo, por ejemplo, la amenaza potencial de la fuerza imaginaria de sus oponentes”, agregó. “Los ensayos químicos parecen ser una amenaza ya que representan un peligro inminente a la vida y a la integridad físicas [los creyentes de los ensayos químicos] se ven enfrentando una conspiración de dimensiones inmensas, mientras que aquellos que apoyan la Teoría de la Tierra Plana se creen involucrados en un escándalo científico”.

 

De acuerdo con Wittschier, el asunto va más allá de los creyentes en ensayos químicos, quienes amenazan a la prensa y a los disidentes, “En retrospectiva, eso era como un culto”, dijo. “En un principio resultaba muy emocionante conocer secretos que otros desconocían, y ser capaz de comunicárselos a otros. Era una comunidad muy cerrada con reglas, jerarquías y demás. No fue sino hasta que les di la espalda que noté la presión que ejercían al mismo tiempo -gente con otras opiniones eran, en mi opinión, atacados, bloqueados o eliminados en minutos de forma agresiva y sistemática. Yo fui puesta bajo observación y todo lo que hacía en línea fue registrado, recolectado y anotado. Puedo ver muchas similitudes en cultos tales como la Cienciología. Para mí, todos ellos son uno y la misma cosa. El sociólogo y científico cognitivo Andreas Anton trabaja en el Instituto para las Áreas Fronterizas de la Psicología y la Salud Mental en Freiburg, Alemania, y es coautor de un libro llamado Sociología del Pensamiento Conspiracionista. El rehúsa referirse a los conspiracionistas como un “culto”. “No deberíamos considerar que esta gente presente una patología y etiquetarlos como lunáticos”, dice. “Lo mismo sucedió con las teorías del 9/11 y los posteriores debates que frecuentemente se orientaba sólo hacia la estigmatización”. Aunque la escena de los conspiracionistas tiene ciertas jerarquías y objetivos conjuntos, Anton menciona que el contacto entre ellos es principalmente virtual -no existe un impulso por tener contacto físico, que es típico de los cultos reales. “Un aspecto que es muy interesante es el hecho de que ambos bandos sienten la urgencia de desestimar y negar los argumentos del lado opositor.

 

También es bastante notable que entre menos miembros tenga un grupo conspiracionista -y los creyentes en los ensayos químicos son un grupo realmente pobre- es menos probable que provoquen un real debate de hechos”, explica Anton. “Una vez más, si una teoría es puesta en un nicho, sus seguidores tienden a ponerse más a la defensiva e intransigentes. Ellos no pueden simplemente ser descartados ya que su miedo es real. De hecho, ellos no lo hacen simplemente por diversión, ellos están genuinamente asustados- y son mortalmente serios”. Stephanie Wittschier dice tener conocimiento de primera mano de qué tan mortalmente serios son algunos de ellos con respecto a sus miedos, frecuentemente ridiculizados. “En cierto punto te das cuenta de algunas cosas que te hacen pensar ¿Hablas en serio? Algunos ideólogos conspiracionistas dicen que preferirían morir porque ya no pueden seguir soportándolo -presuntos suicidas. En su muro, uno de ellos incluso recurrió a los Illuminati para que lo mataran. Eso le gana a todo. Eso ya no es más una simple opinión, ya que ellos se están poniendo y a otros en peligro. Hay de verdad gente muy loca en ese ámbito quienes no expresan pacíficamente sus creencias”. Mientras ella, en un principio, intentó ganar adeptos no creyentes al estilo de vida de los conspiracionistas de los ensayos químicos, ahora intenta convertir a sus antiguos amigos. “Es básicamente lo mismo de siempre -Es como si le hablara al muro. Primero fueron mis padres quienes no querían escuchar o creer mis teorías, ahora son los conspiracionistas “chemmies” y otros creyentes. Seguro, antes yo asumía que conocía los hechos, pero ahora lo sé: estos son los hechos que son verdad para todos”.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *